Arquitectura de la Cultura Wanka
Las edificaciones no hablan de grandes urbanistas ni de grandes arquitectos. Lo mejor fue sin duda el palacio capitalino, mansión que no pasaba de 7 habitaciones vastas y redondas alvazadas por una muralla de piedra.
Las cajas comunes también eran circulares, con muros de doble pared, de pocas y pequeñas ventanas, portada trapezoidal, 2 metros de alto, cilíndricas angostadas en lo alto con las piedras exteriores pulidos para reflejar los rayos del sol. Los techos eran de madera (jirtual, alivo, quishuar) recubriéndose con faja o ichu.
Según Wadelmar Espinoza Soriano, eran “moradas de un sola habitación generalmente de un peso las mismas, que servían casi únicamente para dormir pues su estrechísimo propiciaba la holgura y así hacinamiento”. Pocas casas eran cuadradas o ovaladas, igual puede decirse de los depósitos que gustaba levantarse, alineados a una fila en la falda de los cerros.
Las cajas comunes también eran circulares, con muros de doble pared, de pocas y pequeñas ventanas, portada trapezoidal, 2 metros de alto, cilíndricas angostadas en lo alto con las piedras exteriores pulidos para reflejar los rayos del sol. Los techos eran de madera (jirtual, alivo, quishuar) recubriéndose con faja o ichu.
Según Wadelmar Espinoza Soriano, eran “moradas de un sola habitación generalmente de un peso las mismas, que servían casi únicamente para dormir pues su estrechísimo propiciaba la holgura y así hacinamiento”. Pocas casas eran cuadradas o ovaladas, igual puede decirse de los depósitos que gustaba levantarse, alineados a una fila en la falda de los cerros.
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